La historia de Solidaridad Obrera, popularmente conocida con el diminutivo de la Soli, es en realidad un sinfín de historias. Todas ellas son una parte importante de la propia CNT y del movimiento libertario. Una va ligada a la otra y analizarlas por separado sería faltar a la verdad, ya que los acontecimientos históricos y el devenir de nuestra Organización, cuando crece y decrece, marcan también su evolución.
Como medio de comunicación y portavoz del sindicato obrero más importante hasta la Guerra Civil, marcó hitos en la historia del periodismo. Desde su fundación, en 1907, estuvo siempre en el candelero de la información. Algunos de sus directores y miembros de la redacción sufrieron prisión y torturas, sin que ello fuese óbice para dejar de editarse ni faltar a su compromiso con la clase obrera. Su influencia llegó a ser tal que, durante los años 30, para anunciar una huelga general, única y exclusivamente se insertaba la convocatoria en la Soli, no se pegaba un solo cartel en la calle, lo que nos da idea de su tirada y difusión. Posteriormente, durante la dictadura franquista, siguió editándose desde el exilio o de forma clandestina en formato más pequeño y manejable.
Obviamente los tiempos no son los mismos y el concepto periodístico de aquella época poco tiene que ver el actual. Por ello, desde hace tiempo subyace un intento de no convertir el diario en un boletín interno dirigido exclusivamente a su militancia o afiliación. Así, durante las últimas décadas, la Soli ha funcionado de forma asamblearia entre quienes han pasado por su redacción después de que se decidiera eliminar la existencia de un director/a y de continuar con el compromiso de difundir noticias de lo que hoy se llama contrainformación. Desde ese momento una de las prioridades que nos enmarcamos fue la de evitar continuos y densos artículos de opinión para darle un giro y estructurarla por secciones fijas que pasan por la laboral, la social, la internacional, la de opinión y la de cultura. Desde entonces, también se han editado varios monográficos insertados en sus páginas y ediciones especiales, como los Solidarín, Artarquía, Cuadernos de Pensamiento, Centenario de la Soli o Centenario de la CNT, por citar sólo algunos ya míticos.
Durante los últimos años las páginas de la Soli han sido testigo de las «deslocalizaciones» y de los miles de despidos que han conllevado, fruto de dejar a falsas organizaciones sindicales decidir nuestro futuro y contribuir, así, a la pérdida de conciencia de clase. Desgraciadamente, también vivido durante todo este tiempo cómo las esperanzas en un incipiente movimiento antiglobalización fueron disipándose desde sus inicios, en Seattle, y de cómo desde aquellos enfrentamientos que costaron vidas y represión se ha pasado a protestas más dóciles envueltas en batucadas y postureo en unas redes sociales que paulatinamente han pasado de conectarnos a atraparnos de la manera más absurda.
Actualmente, la elaboración de la Soli corre a cargo del Sindicato de Información y Artes Gráficas de Barcelona, al cual pertenecen sus redactores. Ya para finalizar, aunque quizás sobre decirlo, aclarar que al igual que cualquier organismo perteneciente a la CNT-AIT, ni recibimos ni queremos subvenciones, de ahí que para seguir editándose sean imprescindibles las suscripciones.
¡Salud y buena lectura!